El mundo de la energía del futuro es un mundo digital. Las redes eléctricas y los contadores tienen que cumplir con unas exigencias en constante cambio. Las fluctuaciones, el grado de utilización y unas vías de distribución modificadas tienen que controlarse de manera fiable y eficiente. A la vez, con cada nuevo participante, tales como los vehículos eléctricos o las instalaciones fotovoltaicas, crece la cantidad de interfaces, de vías de comunicación y de estados de funcionamiento requeridos. Una tecnología digital resulta imprescindible para gestionar todos estos requisitos. Las nuevas tecnologías permiten a los diferentes participantes de red comunicarse entre sí y, en caso necesario, reaccionar de manera correspondiente.